Los Pacers ilusionan y estrellas como Caitlin Clark y Tyrese Haliburton destacan. Indiana sin duda ha recuperado su brillo en el baloncesto. 294b4t
El deporte de Indiana, especialmente el baloncesto, parece estar viviendo un momento de gloria. En un fin de semana en el que se disputa las famosísimas 500 millas de Indianápolis, los Pacers sacaron a relucir la esencia basquetbolera y escribieron otro momento histórico en el Madison Square Garden derrotando a los Knicks en el estadio más famoso del mundo.
El estado de Indiana está identificado desde siempre con el baloncesto, por eso no extraña el furor que despierta esta nueva presencia de los Pacers en las finales de conferencia. La temporada pasada fue Boston Celtics la muralla que le impidió a un equipo joven ganarse el derecho a llegar a unas Finales de la NBA. Esta vez, son los New York Knicks, un rival histórico por cierto, los que quieren impedir que el equipo de Indiana siga conquistando escaleras.
Tal era la expectativa por este enfrentamiento que, la estrella de Indiana Fever en la WNBA, Caitlin Clark, no tuvo mejor idea que seguir el Juego 1 en sus redes sociales.
'Cers on top 🔥 pic.twitter.com/GgRJKUX9VV
— Indiana Pacers (@Pacers) May 22, 2025
Y como no podía ser de otra manera, Caitlin se entusiasmó de tal manera con el tramo final a puro triple en el tiempo reglamentario que abrió la puerta para el triunfo luego en tiempo suplementario, que no dudó un instante en decir que los Pacers son “el mejor equipo de remontada que vi en mi vida”, sentimiento que seguramente compartieron todos los amantes del baloncesto de Indiana.
Tyrese Haliburton, uno de los héroes de semejante gesta, se emocionó más que la superestrella de la WNBA y hasta vivió un momento bizarro si se quiere, cuando pensó que había anotado el triple del triunfo en los 48 minutos y no reparó en que su pie derecho estaba pisando la línea.
Por unos cuantos segundos creyó que se había convertido en Reggie Miller y se permitió emular al más grande verdugo de los Knicks con su gesto de estrangulamiento a la fanaticada. Pero la canasta solo sirvió para mandar el juego a tiempo suplementario.
“Creo que desperdicié el festejo. Si hubiera sabido que era un canasto de dos, no lo habría hecho”, dijo después de concretar la hazaña de transformar lo que parecía una derrota asegurada en un triunfo épico.
Las reacciones de Caitlin Clark (fuera de la cancha) y de Haliburton (desde la duela) están plenamente justificadas. Son dos jóvenes que están cargando el peso de la historia del estado de Indiana en el que, como se dijo antes, se respira básquetbol en cada uno de sus rincones y en el que el latido del corazón de cada habitante se asemeja mucho al sonido del rebote de una pelota naranja contra el parquet.